Georgina Garcini (MUY INTERESANTE PARA TODOS LOS PADRES DE FAMILIA)
Las noticias sobre niños y adolescentes involucrados en hechos de violencia dentro y fuera de su escuela, las crecientes cifras de embarazo adolescente y el incremento en los casos de suicidio y depresión entre niños y adolescentes, pone al descubierto una serie de patrones en la educación familiar que ha llevado a alertar seriamente a los padres sobre los riesgos que entraña una educación sin límites donde los hijos jerárquicamente están al mismo nivel de ellos a través de la falsa creencia de que una comunicación “más abierta y con mayores libertades” los hará mejores hijos. 
Esta tendencia de mayores libertades forma parte de una nueva y preocupante expresión entre padres y madres, que se expresa en la búsqueda y necesidad de aprobación y cariño por parte de sus hijos e hijas.
El fenómeno estaría presente en mayor medida entre madres divorciadas, madres solteras o padres que llevan una mala relación entre ellos o que trabajan la mayor parte del día, indica la colombiana Ángela Marulanda, educadora familiar, socióloga, y consultora en temas relacionados con la formación de los hijos. Autora de dos libros "Creciendo con Nuestros Hijos" y "Sigamos Creciendo con Nuestros Hijos", quien de visita en México ofreció una entrevista a todamujer.com en donde es una querida colaboradora, para anunciar la próxima aparición de su más reciente obra sobre las madres que trabajan y los sentimientos de culpa que se generan.
"El gran anhelo de la mayoría de los padres es que sus hijos sean felices. Y no hay nada de malo en ello. Lo grave es que la cultura consumista, en su esfuerzo por vendernos cuanta cosa se produce masivamente asegurándonos que nos hará felices, también nos vendió la idea de que la felicidad consiste en vivir constantemente gratificados y divertidos, libres de cualquier contrariedad, tristeza o incomodidad. Y así, parece que esta es la clase de felicidad que los padres ahora nos esforzamos por darle a los hijos",
A propósito de este tema tan recurrente, Marulanda destacó que la ausencia de límites es una de las primeras manifestaciones de la culpa de los padres, pero al mismo tiempo no establecerlos es una de las primeras causas de suicidio, embarazo precoz y abuso de drogas entre adolescentes.
“Uno de los mayores desafíos que enfrentamos los padres hoy es formar a los hijos en una familia en la que la organización jerárquica es muy distinta a aquella en que crecimos. Los días en que los niños le obedecían a los adultos por el sólo hecho de ser mayores "en edad, dignidad y gobierno" quedaron atrás. Hoy reina la democracia que pregona la igualdad, y por ello la estructura de mando en la sociedad -- y por ende en la familia --ya no es de superiores a inferiores sino de igual a igual. Esto significa que hoy debemos ganarnos la autoridad, no sólo porque ser personas dignas de admiración y respeto, sino por ser las más autorizadas e idóneas en la formación de nuestros hijos, indica la autora.
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